13 de junio de 2008

La receta de Kubica: regularidad y el favor de un Papa

El líder del Mundial, que corre con una foto dedicada de Juan Pablo II bajo el mono, es el piloto que ha puntuado en más carreras: seis. Sólo dejó de sumar en Australia.
EL nuevo líder del Mundial de Fórmula 1 no cuenta con el mejor monoplaza. Ni siquiera es el jefe de filas de su equipo. Robert Kubica, piloto de BMW, es un líder que se ha forjado a sí mismo a base de sacrificio, regularidad y, por qué no, una pequeña ayuda celestial.

El joven (23 años) comandante del gran circo puede decir, orgulloso, que a día de hoy es el piloto que menos errores ha cometido. Sus imperturbables manos le han llevado a puntuar en seis de las siete pruebas celebradas, el que más en el ultracompetitivo Mundial. En la única ocasión que dejó de sumar, en Australia, Kubica ni siquiera tuvo la culpa de que Nakajima le golpeara por detrás cuando marchaba segundo. De no haber sufrido ese contratiempo, ahora le sacaría 12 puntos a Hamilton.

Lejos de lamentar contingencias pasadas, Kubica mira al frente con la determinación que le infunde haber ganado su primera carrera en el GP de Canadá, el mismo escenario donde hace un año sufrió un grave accidente del que salió milagrosamente ileso.

Después de ver cómo su monoplaza se desintegraba tras chocar contra un muro a 280 km/h, nadie se explicaba cómo había conseguido sobrevivir. Sólo él tenía la respuesta. Kubica reveló que ese día llevaba una fotografía dedicada de Juan Pablo II bajo el mono. La enorme devoción que siente por el anterior Papa le fue recompensada con su salvación.

Los hechos resultaron tan inexplicables para la lógica humana que el Vaticano abrió una investigación para determinar si Juan Pablo II obró el milagro de que Kubica saliera ileso. La fe que profesa por su beatificado compatriota llevó a Kubica a incorporar una referencia hacia Karol Wojtyla en su casco, una pequeña mención en un lateral que reza: Jan Pawell II. La misma leyenda que, junto con su pequeña reliquia oculta, se agitaba el pasado domingo en el cajón más alto del podio de Montreal.

El buen momento que atraviesa supone, por otra parte, una de las pocas alegrías para Alonso. Las partidas de cartas nocturnas que Fernando y Robert comparten han ido fraguando una íntima amistad entre ellos.
Autor: Carlos Quirós.

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